Agosto 2023. Desde Viveiro, la «Mariña de Lucense», la costa, viajamos a la capital Lugo, en la «Terra Chá», el interior. Es la última etapa de nuestro viaje por Asturias y Galia.
ATISBO DE LA «TERRA CHÁ»
Por el camino hacia Lugo, visitamos el Monasterio de Meira, cisterciense del S XIII.
La Galicia profunda. Tiendas de ultramarinos con la verdura local, bares tradicionales llenos de gente tomando el aperitivo con una tapa de chorizo, tahonas que venden pan recién hecho y todo tipo de empanadas gallegas.
LUGO, ROMANA, MEDIEVAL, BARROCA … Y MÁS
Llegamos a Lugo, por primera vez después de muchos años. Conserva el aspecto y ambiente de capital de provincias, enraizada en la Historia, con una cultura acumulada de siglos y un «savoir vivre» algo anticuado, pero muy relajante.
Lugo es el centro de una rica región agrícola y ganadera y una ciudad muy animada. Ha sabido conservar su centro antiguo, eclesiástico y nobiliario, al tiempo que construía nuevas avenidas comerciales.
LUGO ROMANA
Lugo fue sede de una legión romana, defensiva frente a los celtas, y centro de comunicaciones en aquella época y durante la Edad Media. Subimos a la muralla romana: hay subidas en cada puerta, separadas una de otra por unos centenares de metros. Recorremos los dos kilómetros de perímetro: la única muralla romana, conservada entera en Europa, rodea toda la ciudad antigua.
Vista del Lugo antiguo, desde la muralla.
LUGO. LA CIUDAD ANTIGUA
La ciudad antigua de Lugo es, a la vez, románica, gótica y barroca. Alrededor de su catedral románica, se agrupan plazas y calles de aspecto medieval y «pazos» (palacios) barrocos; en la periferia de la ciudad medieval, iglesias góticas. En todas partes, tiendas tradicionales.
Catedral
La situación de Lugo, en el Camino de Santiago «primitivo» explica la influencia francesa en las partes románicas de la Catedral. Fue remodelada en estilo gótico y sufrió añadidos barrocos.
El exterior de la Catedral es una feliz mezcla de estilos: fachada barroca del S XVIII y lados, puerta de entrada lateral y ábsides góticas. El interior es románico, de tres naves y bordeado de tribunas.
Pazos, calles, plazas y conventos
Junto a la Catedral, la Plaza de Santa María, con el Palacio Episcopal. Alrededor, calles pintorescas, de aspecto medieval, permiten conocer el casco antiguo.
El Palacio Episcopal es un señorial «pazo» barroco del S XVIII: muros lisos de piedra, un solo piso, y fachada con decoración reducida: portal, escudo y balcones. Cerca, se pueden ver varios «pazos» aristocráticos, generalmente barrocos del S XVIII, como el Pazo de Orbán y el pazo de Saavedra.
Entre callejuelas y «pazos», vamos descubriendo las tranquilas plazas medievales del centro de Lugo. La «Praza do Campo» es especial, por su fuente y sus casas porticadas y con galerías.
Ya saliendo del centro medieval, en el ensanche de la Baja Edad Medía, las iglesias franciscana y dominica, al servicio de las nuevas clases burguesas del S XIV y XV.
La iglesia de San Francisco muestra la «modernidad» del gótico de las órdenes mendicantes, franciscanos y dominicos, en el S XIV. El antiguo convento franciscano es ahora el Museo de Lugo.
Recorremos el centro histórico de Lugo con nuestra amiga Esther Aira, compañera de trabajo en Barcelona, y ahora residente en Lugo.
PLAZA MAYOR. EL LUGO DE SIEMPRE … Y LA SORPRESA «ART DÉCO»
La Plaza Mayor se conserva como en los años 1950, pero está muy viva. En el centro, su jardín francés, con parterres de hierba y robles.
Alrededor de la Plaza Mayor, edificios institucionales o representativos. En uno de sus cuatro lados, varias cafeterías, llenas de público (locales y turistas), a cualquier hora.
El Ayuntamiento barroco del S XVIII, un convento franciscano, viviendas burguesas del S XIX, el «Círculo das Artes» (club de propietarios) de final del S XIX. La burguesía comercial y ganadera de Lugo, tuvo su momento álgido a finales del S XIX y principios del S XX.
Renovación «Art Déco» de 1920 y 1930
Por todo el centro de Lugo, se van descubriendo edificios «Art Déco».
A principios del S XX, Lugo vivió el enriquecimiento de la nueva burguesía ganadera, que exportaba por toda España, y la vuelta de «indianos» de América. Estos nuevos capitales se volcaron en la construcción de casas cómodas y modernas, para vivienda de los nuevos ricos o para alquilar.
Luis Maquieira, arquitecto municipal, supo captar la necesidad y llenó Lugo de edificios «Art Déco», en los años 1920 y 1930.