UN VERANO POR LOS ALPES (2/5) TURÍN

Este Verano, hemos recorrido parte de las ciudades de los Alpes franceses, italianos y suizos. Estos territorios formaron el antiguo Ducado de Saboya, del S XIII al S XIX, y fueron el núcleo de la resistencia protestante, en los S XVI y XVII.

Después de cruzar los Alpes entre Francia e Italia, visitamos Turín.

TURÍN

Turín, capital del Piamonte, junto al Río Po, ha controlado históricamente la conexión de Francia y Suiza con Italia por los Alpes. Fue un centro comercial en la Edad Media, bajo el señorío de los Saboya. A partir del S XVII, se convirtió en su “capital”; los duques diseñaron una ciudad regular, con grandes paseos y edificios públicos barrocos imponentes.

CENTRO MONUMENTAL

El centro antiguo de Turín se extiende, en forma de damero, entre la Piazza San Carlo y la Piazza del Castello.

La Piazza San Carlo es un inmenso cuadrilátero, rodeado por arcadas y elegantes edificios barrocos y neoclásicos, en tres de sus lados. En el cuarto, las dos iglesias barrocas de San Carlo y Santa Cristina (de Juvarra). 

Cerca de la Plaza, está el Museo Egipcio. Dicen que es el mejor del mundo, después del del Cairo.

Guarini. Palacio Carignano. S XVII

Justo al lado, el Palazzo Carignano, barroco (de Guarini), que fue residencia ducal en ciertos momentos.  

Via Roma. Entre el clasicismo y el fascismo

La Vía Roma, también con arcadas, en parte neoclásica y en parte fascista, nos lleva hasta la Plaza del Castillo.

La inmensa Piazza del Castello también está rodeada por arcadas en varios lados, y por palacios e iglesias en el resto. Concebida por los duques / reyes de Saboya como el centro de su capital piamontesa / italiana, fue urbanizada en los SS XVII y XVIII, en pleno apogeo barroco.

Varios edificios barrocos impresionan en la Piazza del Castello. El Palacio Real, su iglesia de San Lorenzo y el Palazzo Madama.

El Palazzo Madama, en el centro de la plaza, era la residencia de “madama” madre del duque reinante. Conserva su parte trasera gótica del S XV; su fachada y la parte principal del edificio son barrocos. El interior rococó es espectacular. La parte medieval abriga el Museo Cívico de Arte Antiguo, rico en pintura del último gótico y el primer renacimiento. 

Casi enfrente, la Iglesia de San Lorenzo, también barroca, obra de Guarini. De fachada recargada y planta circular, tiene una cúpula admirable. 

Al otro lado de la iglesia, cierra la plaza el Palacio Real. Es un inmenso edificio barroco, con extensiones rococó. Tiene un bello jardín, por la parte posterior.

Los Saboya, reyes de Cerdeña en el S XVIII, pasaron a ser reyes de Italia en el S XIX y XX. Dominaban un inmenso territorio entre lo que ahora es Francia, Italia y Suiza y controlaban los pasos de los Alpes. Desde la Edad Media, fueron duques de Saboya (Francia), príncipes del Piamonte (Italia) y condes de Ginebra (Suiza). A partir del S XVII, trasladaron su capital de Chambery (Saboya, hoy Francia) a Turín (Piamonte, hoy Italia). Y construyeron la Turín moderna.

El palacio es la sede de la Gallería Sabauda, la colección de pinturas de los Saboya. Los Duques de Saboya, dinastía clave en la Europa de los Austrias y los Borbones y amantes del arte, amasaron pinturas renacentistas, florentinas y venecianas, y barrocas, italianas, francesas, flamencas. 

Por un lado del palacio, se llega a la Catedral de San Giovanni. Su fachada y su interior son renacentistas; su campanile barroco es obra de Juvara. 

TURÍN ARISTÓCRATA Y BURGUÉS. DEL BARROCO AL LIBERTY

Paseamos por las calles rectilíneas de Turín, que muestran una ciudad rica durante siglos, primero cortesana y aristocrática, después industrial y burguesa.

Al trasladar su gobierno a Turín, los duques planificaron una ciudad rectilínea, trazada a cordel, cerca del palacio real. En la ciudad «nueva», la nobleza cortesana se construyó inmensos palacios barrocos, que han llegado hasta hoy. Recuerdan la potencia (militar, diplomática y económica) de los Saboya en los S XVI a XVIII. Hoy son sede de instituciones académicas o políticas.

Entre los palacios nobiliarios cortesanos, se fueron construyendo también iglesias barrocas, de un barroco contenido, aunque muy influido por el barroco romano.

Más allá del centro nobiliario, dieciochesco y barroco, se extiende el ensanche burgués del S XIX, cuando Turín era la capital del Reino de Cerdeña, primero, y del Reino de Italia, después.

El amplísimo ensanche del S XIX y S XX, se extiende por avenidas arboladas (corsos) y amplias calles rectilíneas. Está lleno de elegantes villas eclécticas y edificios “Liberty” (modernistas), fruto de la rica industria y burguesía del Piamonte, en el S XIX y principio del XX.

Muchas de las calles del ensanche burgués del S XIX también están porticadas, como en el centro de la ciudad.

SACRA DE SAN MICHELLE

Antes de entrar en Turín, por el camino desde Grenoble, nos acercamos a Lago de Avigliana, centro de veraneo de muchos turineses.

Junto al Lago de Avigliana, elevada sobre una montaña, está la abadía benedictina de la Sacra de San Michele. Dominando el camino entre Italia y Francia, fue clave en la Edad Media. Hoy nos impresiona su conjunto de edificios medievales, que escalan la montaña, hasta la basílica, en el pico de la montaña.

La abadía está encaramada en un promontorio rocoso a 962 m de altitud. Su estructura arquitectónica se mezcla con las escarpadas masas rocosas de la montaña. El conjunto de sótano, escalones y contrafuertes forman un solo cuerpo. La Escalera de los Muertos conduce a la puerta del Zodiaco (pilastras y capiteles tallados con esculturas). En la cima se yergue la iglesia románica-gótica y decorada con frescos del s. XVI. Desde la explanada se disfruta de unas magníficas vistas de las montañas y el valle del Dora.

Deja un comentario